Empleo llegaría a las cifras de 2019 al ultimate del año, dicen especialistas • Semanario Universidad

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El desempleo nacional alcanzó el pico más alto (24,4%) a mediados de 2020, hoy ha bajado a 14,4%, pero en 2019 period de 12%.

El 2022 ¿será el año en que el país recupere al menos los empleos que existían antes de la pandemia por la COVID-19?

En su revisión de la Política Monetaria realizada en noviembre del año pasado, el Banco Central de Costa Rica (BCCR), dio la buena noticia de que la economía costarricense crece a un ritmo mayor de lo esperado.

Si en julio de 2021 estimó que ese año cerraría con un alza de 3,9%, mejoró su proyección y la subió a 5,4%, mientras que, para el año precise, en vez del 3,7% calculado antes, lo elevó un 4,5%.

A dos años (de la pandemia), muchas de esas personas que salieron del mercado laboral podrían empezar a volver y presionar la tasa de desempleo. Natalia Morales, del PEN.

Pero, la no tan buena noticia fue que, a pesar de la “robusta” reactivación económica, el empleo se recupera más lentamente y no alcanzará el nivel que tuvo antes de la pandemia sino al terminar el 2022.

Sin embargo, esta última sustentación también está en veremos, según especialistas que opinaron para UNIVERSIDAD.

María Luz Sanarrusia, coordinadora de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), recordó que, en el escenario pre-pandemia, esto es, en 2019, la tasa neta de participación laboral whole — la población en capacidad de trabajar de 12 años y más— alcanzó el 63%, la tasa de ocupación llegó al 55% y la tasa de desempleo period del 12%.

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María Luz Sanarrusia, del INEC: “Si bien ambos sexos fueron afectados laboralmente por la pandemia, la tasa de participación de las mujeres impactó una baja más significativa”.

Sin embargo, el país tuvo años recientes en los cuales alcanzó un desempleo todavía más bajo: en 2017 y en el 2018 fue de 9% y 10%, respectivamente.

Y es que, si bien el desempleo es producto de múltiples factores, en Costa Rica ocurre, desde hace años, un fenómeno digno de ocupar una mayor atención en los programas de los partidos políticos, ya que estamos en un año electoral.

Este es el aumento tanto de la tasa de participación como del desempleo de las mujeres.

“El año 2019 se caracterizó por una mayor participación laboral de la población femenina en la fuerza de trabajo a la observada en los años anteriores. En parte, el crecimiento del desempleo es producto de una mayor búsqueda activa de trabajo por parte de las mujeres, pues la tasa de desempleo femenino promedio anual es de 15%, cuando la tasa promedio de desempleo anual whole fue de 12% y 13% en 2017 y 2018”, afirmó.

La mayor participación de las mujeres, ya sea trabajando o buscando un empleo, en 2019 también “estaba relacionada con una mayor ocupación, pues la tasa de participación promedio anual en el 2019 fue de 51%, mientras que en 2018 y 2017 había sido de 47% y 45%, respectivamente”, agregó Sanarrusia.

Si bien lograr tener un trabajo pagado es la prioridad de las mujeres, ellas también se ven afectadas, más que los hombres, por el hecho de que el país no genera suficientes empleos de calidad.

En 2019 e incluso en el primer trimestre de 2020, más que en los años anteriores, el aumento en la tasa de participación también “se reflejaba en la necesidad de buscar o de gestionarse un trabajo, así como en la necesidad de mejorar la calidad del empleo, ya sea mediante mejores condiciones, un mayor ingreso o el deseo de aumentar las horas trabajadas por parte de las personas que laboraban menos de 40 horas —que eran principalmente las mujeres—. La población en empleo casual se mantiene cerca del 46%”, agregó Sanarrusia.

“Al inicio de la pandemia, a finales de marzo de 2020 y conforme se aplicaban las medidas y restricciones para salvar la salud de las personas, los principales indicadores reflejaron que aumentaban la población desocupada, las personas fuera de la fuerza de trabajo y disminuía la población ocupada”, prosiguió.

“Para el trimestre mayo-junio-julio de 2020 la tasa neta de participación se estimó en 57,1%, la tasa de ocupación en 43,1% y la tasa de desempleo 24,4%, que es el punto más alto observado de la tasa de desempleo desde que inició la ECE, en 2010”, agregó.

Pero, si bien ambos sexos fueron afectados laboralmente por la pandemia, la tasa de participación de las mujeres impactó una baja más significativa, pues cayó al 44,6%, su tasa de ocupación bajó al 31,1% y la de desempleo se elevó hasta el 30,2%.

Para Sanarrusia, lo anterior se explica “tanto por las obligaciones familiares que debieron asumirse en la pandemia con el aislamiento y que en mayor parte asumieron las mujeres, por ejemplo, el cuidado de niños, de los adultos mayores, la ayuda en actividades educativas de menores de edad, and so forth.”.

“Conforme inició el levantamiento de medidas y restricciones en la emergencia sanitaria, el mercado laboral va mejorando gradualmente con respecto al pico de la disaster, mostrando aumentos en la ocupación y disminución en la desocupación”, continuó.

Para el último trimestre publicado de la ECE, que es setiembre-octubre-noviembre de 2021, la tasa neta de participación whole se estimó en 59,9%, la tasa de ocupación en 51,3% y la de desempleo bajó a 14, 4%.

“La población femenina, por su parte, incrementó gradualmente su participación laboral y para este trimestre setiembre-octubre-noviembre de 2021 su tasa neta de participación fue de 48,1%, la tasa de ocupación, de 39,6 % y su tasa de desempleo desempleado a 17,8%”, dijo.

Sobre la posibilidad de que algunas de las personas que quedaron desempleadas o salieron de la fuerza laboral durante la pandemia (26,2%) ya no regresaran al mercado laboral, Sanarrusia dijo que, según una entrevista de panel de la ECE, entre el I y el II trimestre de 2019, la probabilidad de que una persona se mantuviera ocupada entre ambos trimestres se estimaba en un 89,4%.

Entre el I y el II trimestre de 2020 la probabilidad de consolidarse con una ocupación bajó un 73,8%.

Sin embargo, “conforme transcurrió el 2021, la probabilidad de que las personas que continuaron ocupadas o consiguieron un empleo se mantuvieran ocupadas entre dos trimestres aumentaron conforme se levantaron las medidas y restricciones sanitarias: entre el II trimestre y el III trimestre del 2021 subió al 88,5%”, concluyó.

“Esperaría que se lograra”

Por su parte, Natalia Morales, del Programa Estado de la Nación (PEN), dijo que “luego de casi dos años de pandemia, uno esperaría que ya para 2022 se lograra llegar a los niveles de empleo prepandemia”, si bien recuerda que reabrir o crear puestos de trabajo no es el único desafío.

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Natalia Morales, del PEN: “Los grupos más afectados en las épocas de disaster son los más vulnerables. Y son los últimos en recuperarse”. (Foto: Cortesía de Natalia Morales).

“Valga aclarar que desde antes de la pandemia presenta problemas de calidad del empleo y altas tasas de desempleo”, comentó.

“En el primer semestre de 2021 la recuperación económica se desaceleró, pero en el segundo semestre de 2021 volvió a subir sin llegar a los niveles prepandemia. Por eso, no se esperaría que en los primeros meses de 2022 se recuperen los indicadores de 2019”, agregó.

Existen varios factores que, en su opinión, podrían afectar las predicciones. Una nueva ola pandémica como la que afecta ya a los países desarrollados “podría requerir medidas de management sanitario que afecten la actividad económica y el empleo”.

Además, recordó que la recuperación del crecimiento económico ha sido más rápida que la generación de nuevos puestos de trabajo.

“Parece que hay más producción con menos capital humano. Eso podría afectar la recuperación del desempleo”, acotó.

Además, la recuperación del empleo ocurre de modo “bastante desigual”, lo cual está ampliando las brechas sociales por sexo, por territorio y por edades.

Así, las mujeres, las zonas rurales y costeras, y las personas jóvenes “siguen teniendo los mayores problemas de no conseguir empleos de calidad y de desempleo. Los puestos de trabajo que más rápidamente se recuperaron han sido los de mayor calificación y urbanos. Entonces, aunque los rurales no aumentaron significativamente, los problemas siguen mostrando los rezagos estructurales de años atrás”, remarcó.

Morales estima que el desempleo podría reducirse al 13% o al 12% —como antes de la pandemia de la COVID19—, “pero a costa del empleo casual y de una salida de personas de la fuerza de trabajo. Si esas personas que participaron laboralmente antes de la pandemia decidieran buscar trabajo, podrían presionarse aún más el desempleo”, agregó.

Consultada sobre si algunas personas se retiraron permanentemente del mercado laboral y, en ese caso, sus hipótesis explicarían por qué, dijo que “sí, claro, sobre todo son mujeres que

trabajann en empleos informales como el servicio doméstico y el turismo -restaurantes y hoteles y otros servicios, por ejemplo, entretenimiento- y están esperando un mejor momento para buscar trabajo”.

“Otras mujeres han tenido más responsabilidades familiares y de cuidado, lo cual les ha rezagado la vuelta al mercado. Además, hay personas jóvenes o con riesgos de salud que prefieren esperar antes que volver a trabajar presencialmente. También, al haber menores ingresos en los hogares, estos no les permiten contratar trabajo doméstico. Pero, a dos años, muchas de esas personas que salieron del mercado laboral podrían empezar a volver y podrían presionar la tasa de desempleo”, enfatizó.

Por lo anterior, Morales, dijo que “luego de una disaster económica es importante generar políticas que ayuden a reducir las brechas, porque siempre se amplían. Sin políticas de género y de empleo, los grupos más vulnerables tardarán un buen rato en recuperarse”.

“El problema es que los grupos más afectados en las épocas de disaster son los más vulnerables. Y son los últimos en recuperarse. Por eso, la política pública es clave”, concluyó.

“Depende…”

A su vez, el economista e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), Pablo Sauma afirmó que es difícil determinar si en el nuevo año se recuperarán los empleos existentes antes de la pandemia por la COVID-19.

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Pablo Sauma, académico: “Habría que lograr tasas de desempleo abierto iguales o menores a 12%” (Foto: Katia Alvarado).

“La respuesta a esa pregunta no es sencilla, pues va a depender de la forma como diferentes aspectos internos y externos afectan la economía nacional”, dijo.

Argumentó que, en el escenario más favorable, esto es si, en comparación con el 2021, en el 2022 “no se da un empeoramiento de la situación de la COVID-19 tanto a nivel nacional como internacional; si no ocurren choques externos negativos como un aumento en el precio del petróleo y de las materias primas, ni se da una caída en el crecimiento económico de los principales socios comerciales y otros; y si se realiza la previsión del BCCR de un crecimiento del Producto Interno Bruto (PB) de 4,5%, con baja inflación, considero que, como mínimo, en el 2022 se lograría recuperar el nivel de empleo prepandemia”, agregó .

Recordó que se trata de lograr tener más de 2,2 millones de personas ocupadas y de reducir el número de personas desempleadas a menos de 300 mil, para lo cual habría que lograr tasas de desempleo abiertas iguales o menores a 12%.

“En el escenario desfavorable, esto es, con un empeoramiento de la situación de la COVID-19 a nivel nacional e internacional, choques negativos externos y un menor ritmo de económico nacional —por diferentes motivos, como restricciones al gasto ya la inversión pública por problemas fiscales, aumento de la inflación y la devaluación, así como otros factores—, la situación del mercado de trabajo más bien empeoraría respecto al cierre 2021”, agregó.

Sin embargo, aclaró que, en ese caso, “no se debe esperar que ese empeoramiento sea tan grave como el de marzo-julio de 2020, es decir, como en el inicio de la pandemia”.

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